Estamos en crisis, pero tambien en Navidad.
Al menos eso parace en vista de los spots televisivos que sufrimos desde hace ya un mes y por los colgajos horteras y llenos de bombillas que cuelgan los ayuntamientos en nuestras calles. En estas fechas no vale hablar de consumismo, ni de gasto excesivo de luz, ni de los miles de abetos que se han arrancado y que luego morirán asfixiados por la calefacción del salón...o tirados en un contendor de basura... y por ende, ni hablar de efecto invernadero.
Me invaden pensamientos encontrados. Los tristes acontecimientos que hemos sufrido, los falsos hipócritas que en estos días adoptan sonrisas de santaclaus, la gula impuesta y muchos otros motivos se enfrentan al poso que dejaron las navidades de mi primera infancia y una segunda que estoy empezando a disfrutar.
Creo que no soy el único que padece esta contradicción. Tristeza y a la vez alegría -aunque sea contagiada-.
Pensando en algunas canciones apropiadas, me acordé del gran Jeff Buckley interpretando el Hallelujah de Cohen.
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