jueves, 19 de marzo de 2009

Ya llegó la primavera

Que sí, que dicen los astrónomos (los amigos de Monteseirín) que la primavera entra el 21 de Marzo, que ese día a las 19:25 horas entrará el equinoccio de la Primavera. En cambio, el Ministerio de Fomento dice que no, que el inicio astronómico (¡) se producirá el día 20 a las 12:44 de la hora peninsular. El Corte Inglés lleva ya varios días celebrando tan ansiada llegada estacional, hay que ver la tele. Los astrólogos dicen otra cosa, pero a mí ya me importa un bledo.

A la mierda con todos esos profetas, no tienen ni puñetera idea. Me pregunto que interés tendrán en intentar imponer y oficializar la fecha y el momento exacto de la entrada de la Primavera. ¿Qué vamos a ganar con esos datos? Pues un mojón.

Es la excusa perfecta para cambiarnos la hora, sin hacer un referéndum, sin preguntarle a nadie. Les importamos un carajo. No les preocupa lo que podemos llegar a sufrir con estas medidas acordadas por un consejo, internacional dicen, de “expertos” cuyos principales intereses están más cerca de los gobiernos y las grandes corporaciones económicas que de los nuestros, los terrícolas de a pie. Estos no se han planteado la putada que nos hacen al atrasar o adelantar una hora. El trastorno corporal y emocional no dura un día, puede durar semanas; es algo mucho peor que el jet-lag de un vuelo transoceánico. Aún no me he preocupado en averiguar cuando nos van a cambiar el ritmo, seguramente porque ni quiero saberlo, me da pánico el pensarlo…pero sé que será en breve.

Bueno, pues que sepan los profetas que la primavera no empieza el día 20, ni el 21. Que se enteren que la puta Primavera ha empezado hoy mismo. Visto los días que llevamos de buen tiempo (ahora también me pregunto quién decidió lo que es el buen tiempo), llevaba días pensando en ello, y aunque sabía que era irremediable, no quería afrontarlo.

Siempre sucede lo mismo. Un buen día se levanta uno, hace lo de siempre por las mañanas y con eso de ir medio dormido al trabajo ni repara en la situación. A media mañana sales a desayunar o a fumarte un cigarro y puuuummmm! Recibes una yoya en la cara que no sabes ni por dónde te ha venido. El calor, aun con la misma temperatura de ayer, se te mete durante unos segundos por la garganta al respirar, y cuando consigues una bocanada de oxígeno notas cómo el olor de las flores, el polen, las hormonas en suspensión o las últimas ánimas del invierno se introducen en tu nariz y te noquean el cerebro. La luz del sol, que es tan fuerte como ayer, te nubla la vista obligándote a agachar la cabeza. Y el ruido de ciento cuarenta pájaros, los mismos que habían ayer en el parque de enfrente, se te mete en los tímpanos con una intensidad ensordecedora.

¿Qué cojones ha pasado? Cuando te recuperas algo de la paliza que te ha dado la naturaleza, miras a tu alrededor y descubres con pavor que ya no hay marcha atrás. La Primavera ha entrado a saco, hundiéndote, aplastándote y dejándote como un trapo durante varios días. Espero que este año el trauma no se alargue más de cinco o seis días, intentaré sobrellevarlo lo mejor que pueda y procuraré que mi relación con los demás sea lo más sutil posible, sin entrar en temas trascendentales ni importantes, por lo menos hasta que pase la marea. Espero por ellos, no transmitirles el estado tan alterado que lleva mi cabeza en estos momentos por culpa de la entrada del equinoccio.

Quizás la semana que viene ya haya pasado todo y vuelva a ser persona…por lo menos hasta que los del consejo decidan que me van a cambiar el biorritmo. Pero eso será otro trauma en el que no quiero pensar. La primavera ha entrado hoy en acción, y no mañana o pasado como dicen los profetas.

Será verdad eso de que “la primavera la sangre altera”, o por lo menos durante unos insoportables días.

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